Oh, mirad, es el primer día de clases, aburrido, pero bueno. El devocional fue una perdida de tiempo, estuvimos como 45 minutos parados escuchando el discurso, cantando el himno y yo sintiendo como me dolían los pies, los zapatos me estrujaban los dedos y el uniforme provoca combustión espontánea.
Primera clase: matemáticas. No escribimos nada, hubo conversación profesora-alumnos y se presentaron los nuevos compañeros, uno que se había quedado repitiendo y el otro que venía de Viña del Mar, al que la mayoría llamaba "rubio".
Recreo, uh, los zapatos me seguían estrujando los dedos, mi colación era un asco, por eso la cambie por unas galletas. Cuando sonó el timbre para avisar el fin del recreo, temí lo peor: la zona en donde estaba nuestra sala era donde estaban otras dos salas, por lo tanto, el lugar se lleno de niñatos pequeños.
Segunda clase: música. Escribimos un poco (sobre lo que haríamos en los siguientes meses) y el profesor nos dio una explicación sobre la música y el folclor.
Recreo de nuevo, había traído dos colaciones, de la cual me comí una sola, ya que una de ellas no me gustó (debí de haber sacado papas). Mi amiga me dejo jugar en su celular a unos rompecabezas y cuando sonó de nuevo el timbre el lugar se llenó de niños, otra vez.
Última clase: inglés. La profesora nos dio el libro de inglés, nos hizo escribir un poco y nos dijo que en su clase aparte de lecturas en inglés también escucharíamos audios en dicho idioma (inglés, inglés, inglés, inglés, ya perdió el sentido). Sonó el timbre y todos nos fuimos a nuestra casa bajo un insoportable calor que nos calcinaba, cuando llegué me quite los infernales zapatos, el inflamable chaleco y me cambie de ropa, poniéndome mi linda polera que tiene la cara de un lobo.
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