Hoy es la última visita a la clínica. Aterrador. Me la saltaré para no recordar nada, ¿vale? En fin, después de esa visita mi madre se compró unos lentes de sol y un sombrero (creo que de paja).
Volvimos a casa en un colectivo y cuando llegamos, lo normal. Pero el gato de una de nuestras vecinas entraba a cada rato en nuestra casa, no sería un problema si no fuera por esto: el Rocky, uno de nuestros perros, se lo puede comer y que ya tenemos suficientes animales en casa, además, la Pelusa es muy territorial y la única vez que ha compartido territorio fue con el Tomás, que falleció hace años.
Al final pudimos agarrar al gato y se lo devolvimos a la vecina. Después de eso, nada interesante. Lo normal.
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